Elon Musk y su equipo, las tecnologías heredadas del internet y un mundo de gente apasionada por la exploración e innovación están llevando al ecosistema espacial a nuevas alturas. Previo a que Elon entrara en la película del espacio, las proyecciones para llevar humanos a Marte consideraban la década de los 40s. Ahora con él acelerando a tambor batiente, es probable que lleguemos en 2026 o en 2029.
Y es que esto no solo se trata de exploración en el sistema solar sino también de cómo los startups enfocadas en esta industria están agregando valor a la economía terrestre. En el artículo anterior te describí brevemente algunos antecedentes del espacio comercial. Te platiqué como dos mega tendencias (miniaturización de componentes y baja en costos de acceso al espacio) se combinaron para que varios emprendedores a nivel global probaran suerte en este sector.
La baja en costos de lanzamiento generó un círculo virtuoso que provocó más demanda por lanzamientos. Esto último ha generado economías de escala que ha hecho que el costo por kilogramo baje aún más. Fue en este punto, cuando muchos emprendedores a nivel mundial se percataron que podían ofrecer soluciones globales (principalmente “data”) y que el costo de producirla sería menor al precio al que la podrían vender.
Todo esto llevó a que algunas empresas no solo comenzaran a generar ingresos sino también a parecerse mucho a la curva de crecimiento de un startup tradicional de Silicon Valley.
¿Qué empresas utilizan el espacio para agregar valor en la Tierra?
Vamos por los “basics”. Desde los años 60s a la fecha, a nivel satelital, los dos sectores que han podido agregar valor son el de observación de la Tierra y comunicaciones.
Comunicaciones
Satélites geoestacionarios (GEO): están a 36,000 kms de la Tierra o 90x la altura de la Estación Espacial Internacional ofreciendo diversos servicios de observación y comunicaciones a un área específica del planeta. Esto se hace desde los 60s. ¿Qué ha cambiado?
Satélite geoestacionario. Crédito imagen: ESA (European Space Agency)
Satélite geoestacionario. Aprecia el tamaño por favor. Crédito imagen
Y CON USTEDES … LEO.
Satélites en órbita baja (LEO o Low Earth Orbit): están a una altura de entre 200 a 500 kms de la Tierra. ¿Qué ventaja tienen sobre los satélites GEO? Menor latencia y más resiliencia dado que en vez de enviar un solo satélite subes toda una constelación (varios satélites). Estas constelaciones están bien posicionadas para servir mercados como el de “streaming” en vivo, videollamadas, “online gaming” y zonas alejadas a los centros urbanos (desde áreas rurales hasta el Ártico). Cabe mencionar que estos satélites son mucho más pequeños y menos pesados que los geoestacionarios.
¿Cuáles son algunas de las empresas que están agregando valor?
SpaceX: actualmente lanzando una constelación de miles de satélites (Starlink) para ofrecer internet de banda ancha a nivel mundial. Otras empresas que quieren desarrollar lo mismo son: Project Kuiper de Amazon, Samsung, entre otros. Este negocio se enfoca principalmente en hogares y empresas. En el corto/mediano plazo veremos qué tan viable es.
Lynk: desarrolló una tecnología para conectar teléfonos móviles convencionales con pequeños satélites desarrollados “in-house”. Otra empresa desarrollando algo similar con otro “approach” es AST. Este modelo de negocios va enfocado a consumidores de manera indirecta a través de MNOs (Mobile Network Operators o operadores de telefonía móvil)
Constelación Starlink (SpaceX). Crédito imagen: Tony Bela
Satélites de Starlink (aplanados en parte más baja previo a lanzamiento). Los cuadrados en parte media y superior son satélites de otros clientes en plataforma Transporter de SpaceX. Crédito imagen: Satellite Today
Para tu referencia, abajo te incluyo una tabla con la clasificación de los satélites de acuerdo a su masa sin importar su función.
Como verás existen satélites que van desde las siete toneladas hasta algunos que pesan menos de un kilogramo. ¡Esta ha sido la revolución satelital de los últimos años!
Observación de la Tierra
Al igual que los satélites enfocados en comunicaciones, la tendencia en satélites de observación de la Tierra ha sido hacia mayores capacidades con menor tamaño. Lanzar un satélite geoestacionario trae consigo una factura de varios millones de dólares. El costo por lanzar cubesats (satélites de 10 cms cúbicos) o micro satélites que pesan menos de doscientos kilogramos es menor al millón de dólares y en muchos casos hasta menos de US$200,000 dependiendo de la órbita deseada y la plataforma de lanzamiento que utilicen.
Cubesat. Crédito imagen
Cubesats modulares. Crédito imagen: Alen.Space
¿Quienes fueron pioneros en esta revolución satelital?
Tres ex-NASAs y otro grupo de ingenieros arrancaron en 2010 en su garage con el objetivo de diseñar y fabricar su primer Dove, un satélite basado en la plataforma cubesat.
Satélite Dove. Crédito imagen: Planet
Actualmente, Planet es una empresa con cerca de 200 satélites en órbita baja.
Satélites Dove. Crédito imagen: Planet
Lo que pasó con Planet y muchas de las empresas que vendrían después, es que a diferencia de los contratistas de NASA del pasado basados en “cost plus contracts”, éstas ahora tendrían un foco en eficiencias y crecimiento acelerado dado que no solo servían a NASA sino también a clientes comerciales. Muchas de ellas consiguieron financiamiento vía capital de riesgo, comenzaron a generar ingresos y algunas son rentables o están próximas a serlo.
En resumen. A nivel comunicaciones hoy tienes satélites geoestacionarios que siguen generando valor a la Tierra. Adicionalmente, ahora tenemos empresas que generan o están por generar valor desde órbita baja (LEO) permitiendo comunicaciones a bajo costo y a millones de personas.
A nivel de observación de la Tierra, además de los satélites geoestacionarios que captan imágenes cubriendo una superficie muy grande ahora tenemos constelaciones de satélites mucho más pequeños tomando imágenes que cubren menor área pero que por lógica tienen una mayor resolución por la cercanía a la superficie.
Mientras Elon nos abre la puerta para ser una especie multiplanetaria, mucho más cerca de la Tierra, se han desarrollado modelos de negocios que NO son ciencia ficción y que más bien son ciencia aplicada. En la siguiente edición te platicaré sobre los distintos tipos de sensores que se han desarrollado para observación de la Tierra, los verticales terrestres en donde agregan valor y finalmente sobre lo que viene en los próximos dos a cuatro años: manufactura espacial.
Ad Astra